A unos dos kilómetros río arriba, en la carretera de Écija a Herrera, en un remanso tranquilo del río Genil, que tenía las condiciones ideales para el baño, encontraron los ecijanos durante varios años un lugar delicioso para combatir las altas temperaturas de los meses de estío. El ambiente era grato y casi hogareño.
Familias enteras, con tortillas de patatas, picadillo de tomate y abundante gazpacho, se reunían a la hora del almuerzo bajo la sombra de los árboles. Sombra y frescor que confortaban después de las delicias de un baño en las claras aguas del río Genil. Eran tan numerosos los ciudadanos que acudían a "la playa" que un parroquiano instaló un chiringuito, para que el lugar tuviera todos los ingredientes de una playa de la Costa del, Sol. Pero no fue éste el único lugar de moda: San Antón, Las Barrancas, la Molina y El Chirrión, eran también recursos de los que los ecijanos disponían para refrescarse y defenderse del asfixiante calor veraniego.
La climatología de Écija y las condiciones del río Genil por aquellos años hacían de éste un lugar de encuentro y divertimento, Hubo diferentes zonas donde la juventud se congregaba para el baño pero posiblemente el lugar más popular de todos, después de la Playa "El Chinar", fue sin duda "El Chirrión", que tomó esta denominación por la existencia antaño de una gran noria, que regaba las fértiles huertas del Pago de la Alcarrachela.
Como el Chinar, fue muy concurrido especialmente por la proximidad a la ciudad, aunque esta zona no tuvo el carácter familiar que tenía la "playa". No estaba exento de peligro, y de ahí que más de un padre o una madre aparecieran por aquel lugar, correa en mano, en busca de sus vástagos, en unas sesiones que quedaron para el recuerdo de algunos.
Fuente: Juan Méndez Varo. Memoria de una Década (1960-1969) Edición 2001.
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