A pesar del Decreto 1802/1966 y la constitución de las comisiones provinciales y locales del Patrimonio Histórico, se han ejecutado obras polémicas en nuestra ciudad como las de la Iglesia de La Victoria, la destrucción de la espadaña de las Monjas Blancas, la lenta agonía del artístico claustro del Convento de Santa Inés del Valle y, como no, las desafortunadas obras de la Plaza de España –el salón-. Es evidente que en nuestra ciudad se han llevado a cabo importantes obras de restauración y rehabilitación del Patrimonio Artístico estos últimos años, léase Los Descalzos, el Palacio de los Marqueses Benamejí, y las que actualmente se están llevando a cabo en el Palacio de los Marqueses de Peñaflor, (todos declarados BIC).
LA CIUDAD
La milenaria historia de Écija se completa con uno de los conjuntos históricos más importantes de Andalucía, dada su amplia nómina de iglesias, palacios y casas solariegas. Por lo tanto no es de extrañar que investigadores y estudiosos hayan elegido esta ciudad para sus trabajos, hecho que la sitúa entre las primeras ciudades en cuanto al alto número de registros bibliográficos la provincia de Sevilla.
El Alcalde de la ciudad en sesión celebrada el 25 de diciembre de 1905, expone, y es aprobada la propuesta “de que en caso de que la Remonta - apruebe la proposición de arrendamiento de varias fincas rústicas, en Ecija se dirija escrito a su coronel ofreciendo Casa Cuartel para las tropas a su mando". El local que en un principio se pensaba ofrecer era el perteneciente al Ex-Convento de Monjas Blancas sito en la calle Mayor, e invitando a dicho coronel para que forme una comisión que inspeccione dicho edificio, con objeto de hacer en él cuantas reparaciones sean necesarias para el mejor servicio y comodidad.
La ciudad de Écija, como otras muchas ciudades, tiene en su historia fechas de amargo recuerdo: terremotos, inundaciones, sequías. Pero ninguna más desoladora que la realidad de una enfermedad mortal que siega las vidas inexorable y masivamente, sin humana posibilidad de curación como eran las plagas. Al dolor familiar se suceden esfuerzos sobrehumanos por la supervivencia, ruina moral y material.

El pasado lunes, 16 de marzo de 2020 falleció nuestro padre Ramón Freire Gálvez.
Como bien sabéis, y dadas las circunstancias en las que nos encontramos de estado de alerta ante la amenaza de salud pública por el Covid-19, tuvimos que respetar las estrictas condiciones de su velatorio y entierro, que evitaron que muchas personas nos trasladaran de forma presencial sus condolencias y cariño.
En el día de ayer nos dijo adiós un ecijano y colaborador en esta página web, D. Ramón Freire Gálvez
Hoy es un día triste para los que formamos parte y seguidores de esta página web, así como para el resto de la sociedad ecijana, ya que en la tarde-noche de ayer nos dejaba D. Ramón Freire Gálvez, una persona amante de su ciudad y de su historia.
Un año más llegaron las Pascuas y con ellas quiere decir que se está acabando el año. A algunos les habrá ido peor y a otros mejor, pero es así todos los años, como dice el refrán “nunca llueve a gusto de todos”.
Retomo nuevamente las publicaciones del ecijano Benito Mas y Prat, porque es un placer hacerlo y compartirlo. Al hilo de la que le toca hoy, no creo que haya un pueblo como el andaluz nuestro, que sepa más de cruces que nosotros, los andaluces, porque de siempre hemos estado ligados, una amplia mayoría, a la cruz y su simbología. Desde la Semana Santa, pasando por las cruces de Mayo hasta llegar al campo santo donde reposan los cuerpos de nuestros antepasados, siempre está presente en nosotros la cruz, esa cruz donde el Hijo de Dios hecho hombre, para nosotros los cristianos, entregó su vida por la humanidad.
En el año de 1909, el ecijano y ecijanista Manuel Ostos y Ostos, que fue Cronista Oficial de Écija, escribió un libro que tituló Alfajores de Écija, y que yo, junto a la asociación Amigos de Écija, reedité el año de 2014, en el centenario de su fallecimiento.