La afición al ciclismo se acrecentó en España, y en Écija en particular, a partir del triunfo en el Tour de Francia de Federico Martín Bahamontes. A comienzos de la década de los sesenta del siglo XX, el deporte del pedal tenía sus buenos aficionados, y entre estos, alguien que dedicó muchas horas de trabajo e ilusión para que Écija fuera referente en este deporte tan popular: Emilio Martín Caballero, propietario del que fue famoso “bar Cantarero”.
Hablar de los múltiples beneficios que aporta y que nos ha aportado el río Genil a través de los siglos es obvio. Ya alrededor de los siglos I a III de nuestra era se puede documentar la importancia de Astigi, como centro productor y envasador de aceite en el Imperio romano que se transportaba a través del río.
Los que llegamos a conocer la Alcarrachela a mediados del siglo XX, la recordamos como una gran escombrera llena de inmundicia. Las huertas fértiles se dejaron de cultivar y los árboles frutales envejecieron, la maleza comenzó a cubrir la tierra que antes había mostrado una fertilidad asombrosa, y las acequias fueron arañadas por el paso del tiempo hasta derramar el agua y resultar inservible. Lo mismo ocurrió con las norias, almatriches y toda la red de riego y así fue desapareciendo la fecunda Alcarrachela, paraíso de la vega del Genil.