Las previsiones de lluvias para la jornada de hoy sábado, 25 de enero, han provocado que el Ayuntamiento y la Parroquia de Santa María Nuestra Señora y Santa Bárbara, decidieran a primera hora de la mañana suspender la procesión de San Pablo Apóstol por las calles astigitanas.
Una previsión que se ha cumplido pasada las once y media de la mañana ge este día en el que se celebra la festividad del Patrón de la ciudad, en la que solo ha tenido lugar la Función Votiva, que se ha desarrollado cómo estaba previsto al mediodía en la iglesia conventual de San Pablo y Santo domingo.
En la que un año más el Cronista Oficial de la Ciudad de Écija, José Enrique Caldero Bermudo, ha leído ante todos los asistentes a esta ofrenda anual el relato del milagro de San Pablo, según el documento redactado por el escribano público del Cabildo, el cual que se conserva en el Archivo Histórico Municipal.
Relato del milagro de San Pablo Apóstol
El día 25 de enero se conmemora un hecho milagroso ocurrido en nuestra ciudad la madrugada del 20 de febrero de 1436, en la persona del joven Antón de Arjona, que vivía en el lugar donde hoy se levanta la iglesia del desaparecido convento de La Victoria.
La mañana del citado día se presentó en el Cabildo municipal Diego Fernández de Arjona, acompañado de su hijo Antón, y refirió a los miembros del Cabildo lo ocurrido al muchacho, de edad de catorce años. Había tenido una aparición del apóstol San Pablo, que le dijo que Dios Nuestro Señor estaba muy airado por el comportamiento de los habitantes de Écija, pues no guardaban los días santos, proferían muchas blasfemias en los lugares de juego, no ayudaban a los pobres en sus necesidades y cometían otros muchos pecados. Le advirtió que, si no corregían ese comportamiento, enviaría una epidemia de peste a la ciudad, y le encargó que comunicara todo esto a las autoridades locales. Para que le creyeran le unió los dedos de la mano derecha con una especie de nudo que no se podía quitar y le mandó que fuera, acompañado por el Cabildo y la gente del pueblo, al convento de Santo Domingo y pasara la mano por la cruz del altar mayor y sanaría y volvería a tenerla como antes.
Así se llevó a cabo y, al pasar el joven la mano por la cruz, a la vista de todos, se le abrió y volvió a estar sana. Al ver aquello y comprobar que todo había sucedido como Antón de Arjona había referido, el Cabildo de la ciudad hizo un voto solemne de acudir en procesión cada año y para siempre jamás al citado convento de los dominicos el día de la Conversión de San Pablo, que cae a veinticinco de enero, para celebrar una función religiosa en recuerdo de tan asombroso acontecimiento, promesa que no ha dejado de cumplirse desde entonces, aunque, en algunas ocasiones y por motivos de fuerza mayor, no ha tenido lugar la procesión, pero sí la celebración religiosa en el templo.
En esa función, el Ayuntamiento renueva el voto efectuado en 1436 y también lo hacen, a título particular, todos los asistentes que lo deseen. Este es el motivo de que la fiesta del Patrón de Écija tenga lugar el veinticinco de enero y no el veintinueve de junio, fiesta litúrgica de San Pedro y San Pablo.