Las piraguas volvieron a navegar en el día de ayer por las aguas del río Genil a su paso por el término municipal de Écija, con la celebración de la decimoctava edición del tradicional descenso Batán-Écija.
Una fiesta deportiva de la piragua que no pudo celebrarse el año pasado por la escasez de agua que llevaba el río como consecuencia de la sequía, y que en esta ocasión ha sido posible por las lluvias de los pasados meses que han propiciado este nuevo descenso por el río Genil.
Una prueba que se iniciaba poco antes de las nueve de la mañana a unos once kilómetros río arriba del casco urbano de la ciudad de Écija, en la que participaron aficionados a las piraguas de todas las edades, ya que trata más de una fiesta que de una competición deportiva en la que el objetivo de los piragüistas es llegar unas horas después al embarcadero del parque San Pablo.
Donde se dio por finalizada con un almuerzo esta jornada de convivencia deportiva en torno al río Genil, la cual es organizada por los miembros del Club Piragüismo de Écija que durante los últimos días han estado inspeccionando el recorrido para que todo se desarrollará con seguridad para los participantes de esta edición del descenso Batán-Écija.
Foto de archivo