La Asociación de Amigos de Écija en colaboración con la Real Academia “Luis Vélez de Guevara”, han propiciado la recuperación de la hornacina que se encuentra ubicada en el testero de la casa N° 83 de la calle El Carmen, cuya fachada se asomada a la Plaza de Colón.
Según se informa desde la asociación astigitana por la defensa del patrimonio histórico-artístico de nuestra ciudad, esta hornacina cobijaba un azulejo con la imagen de Ntra. Sra. de la Soledad, que fue retirada hace unos diez años durante las obras de rehabilitación del citado inmueble, el cual sustituyó en su momento a otra cuyo estado de conservación obligó al cambio.
Por tal motivo, la Asociación en colaboración con la Real Academia, deciden, a primeros de este año, acometer la empresa de dotar a la hornacina de una imagen de Nuestra Señora de la Soledad, acorde con la tradición, si bien recurriendo a propuestas, técnicas y elementos actuales, por lo que en primer lugar, se hacía necesario la autorización de la propiedad de la comunidad de propietarios del inmueble en que se incluye, y debe resaltarse que en este aspecto todo han sido facilidades para llevar a cabo la propuesta de restauración de esta hornacina.
Una laboriosa obra de restauración, en el que en primer lugar se planteó el aspecto técnico de la misma, con vistas a su protección y durabilidad, para ello el arquitecto Fernando Martín Sanjuán diseñó una estructura-soporte, protegida con una lámina de vidrio, que posibilitara en cierta medida la ventilación del conjunto, por un sencillo sistema de taladros, a cuenta de la casi total insolación que la orientación de la fachada soporta.
Por lo cual, se opta por utilizar como soporte la madera prensada de alta densidad, además en su calidad hidrófuga, por su inalterabilidad, y como pintura las llamadas acrílicas, indicadas por su elasticidad y permanencia colorística. Un sistema elegido que tiene el inconveniente de que su peso es mayor que el de los lienzos montados sobre bastidor, por lo que la estructura debe ser más potente, cuestión que ha sido resuelta con gran profesionalidad por el ebanista Miguel Ángel Balmaseda Rosa, que ha sido el encargado de su ejecución material.
La imagen elegida para la representación se corresponde con una antigua fotografía de la Señora, que la muestra en su atavío más castizo y más personal, por cuanto escapa a la tendencia actual que asemeja en mucho unas imágenes a otras. Debido a la distancia a la que quedará situada, con respecto a los viandantes, se elige un formato parcial de la figura, que contiene todos los elementos característicos al mayor tamaño posible; quiere esto decir que se prima la visualidad de rostro y manos, subordinándose a ello todo lo demás.