La línea férrea Marchena-Écija se inauguró en 1879, en el tramo que iba desde Marchena a Écija, con un trazado de 44,015 kilómetros; el segundo tramo -Écija La Carlota- empezó a funcionar el 10 de junio de 1885 y, concluyéndose el tercer tramo hasta Valchillón, el 12 de octubre de 1885 después de numerosos intentos que comenzaron años antes, en concreto en 1859, cuando los principales contribuyentes de la localidad tomaron la iniciativa de dirigirse al Ayuntamiento solicitando el establecimiento de una línea férrea.
A pesar del Decreto 1802/1966 y la constitución de las comisiones provinciales y locales del Patrimonio Histórico, se han ejecutado obras polémicas en nuestra ciudad como las de la Iglesia de La Victoria, la destrucción de la espadaña de las Monjas Blancas, la lenta agonía del artístico claustro del Convento de Santa Inés del Valle y, como no, las desafortunadas obras de la Plaza de España –el salón-. Es evidente que en nuestra ciudad se han llevado a cabo importantes obras de restauración y rehabilitación del Patrimonio Artístico estos últimos años, léase Los Descalzos, el Palacio de los Marqueses Benamejí, y las que actualmente se están llevando a cabo en el Palacio de los Marqueses de Peñaflor, (todos declarados BIC).
LA CIUDAD
La milenaria historia de Écija se completa con uno de los conjuntos históricos más importantes de Andalucía, dada su amplia nómina de iglesias, palacios y casas solariegas. Por lo tanto no es de extrañar que investigadores y estudiosos hayan elegido esta ciudad para sus trabajos, hecho que la sitúa entre las primeras ciudades en cuanto al alto número de registros bibliográficos la provincia de Sevilla.
El Alcalde de la ciudad en sesión celebrada el 25 de diciembre de 1905, expone, y es aprobada la propuesta “de que en caso de que la Remonta - apruebe la proposición de arrendamiento de varias fincas rústicas, en Ecija se dirija escrito a su coronel ofreciendo Casa Cuartel para las tropas a su mando". El local que en un principio se pensaba ofrecer era el perteneciente al Ex-Convento de Monjas Blancas sito en la calle Mayor, e invitando a dicho coronel para que forme una comisión que inspeccione dicho edificio, con objeto de hacer en él cuantas reparaciones sean necesarias para el mejor servicio y comodidad.
La ciudad de Écija, como otras muchas ciudades, tiene en su historia fechas de amargo recuerdo: terremotos, inundaciones, sequías. Pero ninguna más desoladora que la realidad de una enfermedad mortal que siega las vidas inexorable y masivamente, sin humana posibilidad de curación como eran las plagas. Al dolor familiar se suceden esfuerzos sobrehumanos por la supervivencia, ruina moral y material.