Un año más llegaron las Pascuas y con ellas quiere decir que se está acabando el año. A algunos les habrá ido peor y a otros mejor, pero es así todos los años, como dice el refrán “nunca llueve a gusto de todos”.
Retomo nuevamente las publicaciones del ecijano Benito Mas y Prat, porque es un placer hacerlo y compartirlo. Al hilo de la que le toca hoy, no creo que haya un pueblo como el andaluz nuestro, que sepa más de cruces que nosotros, los andaluces, porque de siempre hemos estado ligados, una amplia mayoría, a la cruz y su simbología. Desde la Semana Santa, pasando por las cruces de Mayo hasta llegar al campo santo donde reposan los cuerpos de nuestros antepasados, siempre está presente en nosotros la cruz, esa cruz donde el Hijo de Dios hecho hombre, para nosotros los cristianos, entregó su vida por la humanidad.
En el año de 1909, el ecijano y ecijanista Manuel Ostos y Ostos, que fue Cronista Oficial de Écija, escribió un libro que tituló Alfajores de Écija, y que yo, junto a la asociación Amigos de Écija, reedité el año de 2014, en el centenario de su fallecimiento.